En 1985, una comedia de ciencia ficción de la factoría de Steven Spielberg y dirigida por Robert Zemeckis, se convertía en uno de los mayores éxitos cinematográficos del momento. La película era divertida, original y muy entretenida, donde se recrea el tema de los viajes en el tiempo con un melodrama familiar y bastantes guiños a la cultura del rock and roll de los años 50. Un adolescente junto con un viejo y alocado científico que ha creado un máquina del tiempo en la forma de un alterado coche deportivo, se trasladan desde 1985 a 1955, viviendo unas disparatadas experiencias al cruzarse el protagonista con la historia de sus padres, en ese momento adolescentes como él. Zemeckis desarrolla un guión perfecto con unos buenos efectos especiales, aventura y humor; dando como resultado una excelente película. En años posteriores se realizaron dos secuelas, que como suele pasar no fueron tan originales y que solo sirvieron para dar una vuelta de tuerca más a la historia, trasladando la acción a otras épocas tanto en el pasado como en el futuro.
En el apartado musical, las tres películas cuentan con la maravillosa banda sonora de Alan Silvestri que compuso una de las marchas más populares de la música cinematográfica. A continuación podeis oir la suite de la música para las tres películas, que Alan Silvestri presentó en el concierto dedicado a su música que se celebró en la edición del Festival de Música de Cine Soncinemad en el año 2007. Tuve la suerte de presenciar este concierto en directo en el Teatro Monumental de Madrid con la Orquesta Filarmonía y el Coro de RTVE y ha sido una de las experiencias más impresionantes que he tenido nunca en una sala de conciertos. La calidad de las obras, la calidad de la orquesta, la entrega del público y la pasión puesta por el propio compositor en la dirección, convirtieron esa noche en inolvidable.
Esta suite de "Back To The Future" fue el tema con el que abrió el concierto y con el que al dar su acorde final, levantó en pié a todo el auditorio que aplaudió con un entusiasmo extraordinario durante varios minutos; lo que llevó al propio Silvestri a tener que pedir repetidamente al público que se sentara para poder continuar con el concierto. Y eso solo a los siete minutos de haber comenzado. El compositor no salía de su asombro, lo que aumentó su entrega en el resto de temas y provocó que la reacción y entusiasmo del público fuera todavía mayor. Y así hasta el final en casi dos horas de una música maravillosa. Afortunadamente el concierto tuvo una edición discográfica magnífica. Todavía cada vez que escucho este tema se me ponen los pelos de punta y me reconozco en los aplausos que se escuchan al final. Cosas que consigue la música cuando se te mete dentro.
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