miércoles, 29 de agosto de 2012

Fuego en el cuerpo (Boby Heat "Main Title") - JOHN BARRY

En estos últimos días con este intenso calor me ha venido a la memoria una película en la que el insoportable calor era uno de los principales protagonistas, "Fuego en el cuerpo" (Body Heat), película del año 1981 que suponía el debut como director de Lawrence Kasdan.
Kasdan un reputado guionista (habitual colaborador del binomio Lucas/Spielberg), construye como en los grandes clásicos del cine negro una brillante historia donde sexo y crimen van de la mano conduciendo al ingenuo protagonista hasta el infortunio. La historia es simple, un joven abogado (William Hurt) conoce "por casualidad" a una bella mujer (Kathleen Turner), esposa de un hombre de negocios entrado en años. Ella logra convencerlo para quitar al marido de en medio, pero las cosas no saldrán como se han planeado.
Todo transpira calor en esta película, el calor sofocante de esa localidad de la costa de Florida donde transcurre la historia (William Hurt aparece sudando en casi todas las escenas de la película), el calor que se desprende de las tórridas escenas subidas de tono entre los protagonistas (inolvidable la escena de los dos amantes en la bañera añadiendo cubitos de hielo), el calor que desprende una espléndida trama de cine negro y por supuesto el calor que transmite la fantástica música de John Barry.  La típica pero efectiva historia del tipo llevado a la perdición por la femme fatale, al más puro estilo del Hollywood en blanco y negro de los 40. 
Un magnífico guión perfectamente construido, que consigue sorprender conforme va avanzando y unas estupendas interpretaciones a cargo de todo el reparto, que convertirían a sus dos principales protagonistas en grandes estrellas y en particular a Kathleen Turner como uno de los mitos sexuales de los ochenta.
Una película imprescindible.

Pero no menos imprescindible es la banda sonora que compuso John Barry. Una música de las más sensuales y sugerentes escritas para el cine, con melodías sofocantes y sugerentes en las que Barry se mueve como pez en el agua. Perfecta música de género con ese típico sonido jazzístico, con la utilización del saxo como instrumento principal que refuerza cada una de las escenas de la película y convierte a esta banda sonora en una auténtica delicia y en una de las joyas de la historia de la música para el cine.


Imprescindible para coleccionistas y amantes de las bandas sonoras, la edición en un doble CD que acaba de aparecer con más de 80 minutos de música, mucha de ella inédita, para disfrutar de principio a fin.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Música para los Juegos Olímpicos - JOHN WILLIAMS

Desde los inicios del cine, la celebración de los Juegos Olímpicos ha sido siempre una buena ocasión para mostrar en imágenes este grandioso acontecimiento mundial. Aunque existen algunos caso de películas de ficción ambientadas durante la celebración de unos juegos, lo habitual ha sido mostrar en formato documental las bellas imágenes asociadas al esfuerzo, el sufrimiento, la alegría y la emoción de los atletas antes, durante y después del desarrollo de las diferentes pruebas deportivas. En 1936, la cineasta alemana Leni Riefenstahl, en pleno auge del nazismo rodaba el documental "Olympia" el primer largometraje filmado sobre unos Juegos Olímpicos, los celebrados en Berlín ese año, que aunque algo controvertido debido a la gran carga propagandística política, puso las bases a nivel cinematográfico para rodar este tipo de acontecimientos. A partir de entonces las diferentes celebraciones olímpicas han tenido su largometraje documental, normalmente rodados por reputados cineastas del pais donde se celebraban, donde a modo de resumen se han recogido los momentos más destacados de esos "16 días de gloria". Posteriormente y con el auge de la televisión, se pudo acceder en directo a la mayoría de los momentos deportivos y las distintas ceremonias, que se han convertido siempre en momentos de máxima audiencia a nivel mundial debido al carácter universal que poseen unas Olimpiadas.
Y como no podía ser de otro modo, la música siempre ha acompañando a las imágenes olímpicas, normalmente en forma de himnos y fanfarrias para remarcar la solemnidad y grandiosidad de cualquiera de los acontecimientos deportivos que se suceden y sobre todo ajustándose al estilo festivo que caracteriza las ceremonias de inauguración y clausura, tan espectaculares en los últimos tiempos.
Desde el punto de vista musical, quizás una de las melodías má conocida asociada a unas Olimpiadas sea el tema que Vangelis compuso para la banda sonora de la película "Carros de Fuego" ambientada en los Juegos Olímpicos de Paris en 1924, y que aunque no es una música oficial si es un referente, con ese tema tan evocador sobre las imágenes a cámara lenta de los atletas corriendo por una playa.

Muchos grandes compositores han contribuido también creando espectaculares melodías para los Juegos Olímpicos, pero sin desmerecer a los demás creo que ha sido John Williams el que quizás ha sabido plasmar mejor en la música, que en varias ocasiones ha creado para las Olimpiadas, el espíritu olímpico, la grandiosidad de unos Juegos y esa inspiración "mitológica" que ya estaba presente en las bandas sonoras de películas como "Indiana Jones" o "Superman".
Williams, como los demás compositores que han contribuido con su música a unos Juegos, han sabido siempre plasmar en esa música la idea de que la propia existencia de los Juegos Olímpicos, nos ennoblece de tal forma que, por un breve instante, no nos importa quien gana y quien pierde, tal como queda reflejado en las palabras de el barón Pierre de Coubertin, fundador de los juego olímpicos modernos:

"Lo importante en los Juegos Olímpicos no es ganar, sino participar. Lo importante en la vida no es el triunfo, sino el esfuerzo. Lo esencial no es haber conquistado, sino haber luchado bien. Difundir estos preceptos es erigir una humanidad más fuerte, más valiente y, sobre todo, más escrupulosa y generosa".

Los siguientes dos temas musicales son el "Olympic Fanfare and Theme" compuesto para los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Angeles, que viene precedido por las notas de "Bugler´s Dream" compuesto por Leo Arnaud para los Juegos de 1968 de Grenoble y que desde entonces está asociado al símbolo de los aros olímpicos.
El segundo tema es "Summon the Heroes" que Williams compuso con ocasión de la celebración del centenario de los Juegos olímpicos modernos en Atlanta, Georgia en 1996 y que dedicó al trompetista Tim Morrison con el que tantas veces ha colaborado en la mayoría de sus bandas sonoras.
Una música espectacular para acompañar uno de los acontecimientos más espectaculares y universales que existen.