De un personaje como Stephen Hawking era indudable que el cine le dedicara en cualquier momento un merecido biopic. Una de las mentes más impresionantes que ha dado la humanidad, por sí solo y por los logros científicos a los que han contribuido sus teorías sobre el universo lo hacen merecedor de una recreación de su vida, pero si además a ello se une, su penosa enfermedad y la dramática historia de amor con su primera esposa, la cosa tiene un especial interés cinematográfico.
Basándose especialmente en esta parte de su vida, "La Teoría del Todo" dirigida por James Marsh, desarrolla el libro de memorias de Jane Hawking, desde que se conocieron en la universidad a mediados de los sesenta hasta su separación.
Una historia marcada por la mirada de Jane, sobre una relación que fue poco a poco transformándose y que a medida que Stephen fue deteriorándose físicamente y su fama académica encumbrándolo a lo más alto, surgieron cosas que pusieron a prueba su relación y alteraron para siempre la vida de ambos.
La "Teoría del Todo" nos mete de lleno en la vida privada de Stephen Hawking, en sus relaciones personales y su enfermedad, más que en la grandeza de ese pensamiento que ha revolucionado la ciencia actual. La película en el fondo lo que quiere es acercarnos más a la persona, no al astrofísico y es aquí donde entra el melodrama con toda su fuerza, consiguiendo una obra intima y conmovedora, rodada con extrema elegancia.
La interpretación de sus dos protagonistas, Eddie Redmayne como Hawking y Felicity Jones como Jane es más que notable, con un gran duelo interpretativo en el que la actriz consigue tomar las riendas de la película en una igualada pugna con la magnífica transformación del actor para conseguir reflejar al deterioro físico del personaje.
Es en el trabajo de ambos donde reside la verdadera fuerza de esta gran historia de amor.
Es en el trabajo de ambos donde reside la verdadera fuerza de esta gran historia de amor.
Con un buen número de nominaciones y galardones en la mayoría de grandes premios y festivales cinematográficos, en los Oscar del año 2015, la película optó a cinco de ellos consiguiéndolo como no para Eddie Redmayne como mejor actor, confirmando como ya viene siendo habitual, el gusto de los miembros de la academia por las interpretaciones de personajes que consiguen superar su discapacidad.
El propio Hawking en un pase privado de la película, elogió con entusiasmo el impactante trabajo de Eddie Redmaine. De hecho el astrofísico no pudo contener las lágrimas y confesó que en algunos momentos se vio a si mismo, asegurando que la película retrata de manera honesta su matrimonio con Jane y su lucha para sacar a delante a sus hijos a pesar de su discapacidad.
En resumen, una estimulante y agridulce historia de amor, tratada con muy buen gusto que intenta ir más allá de un simple biopic al uso.
Entre los muchos logros de la película, la música compuesta por Jóhann Jóhannsson ha conseguido grandes alabanzas entre la crítica y nos presenta una banda sonora completa y de una gran belleza.
La partitura del compositor islandés, innegablemente deja una muy marcada huella en la película, lo que le ha valido ganar el Globo de Oro a la mejor banda sonora original y competir muy dignamente con su nominación en los Oscar frente al gran Alexandre Desplat que fue el ganador con "El Gran Hotel Budapest" (en el que no es uno de sus mejores trabajos para mi gusto).
Con este trabajo Jóhannsson ha conseguido consolidar su faceta de compositor cinematográfico y se revela como un músico muy a tener en cuenta.
Una música que al igual que la película consigue ser elegante, arrebatadora y tremendamente conmovedora. Y como muestra los siguientes tres temas, el tema de introducción "Cambridge 1963", el tema de amor "The Wedding" y el tema final "Epilogue", fragmentos que no solo embellecen las imágenes de esta película sino que reflejan la esencia de un genio como Stephen Hawking y de la belleza que nos quiere transmitir con su idea del universo.
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