martes, 14 de enero de 2014

Una Historia Verdadera (The Straight Story) - ANGELO BADALAMENTI

En 1999 David Lynch volvía a sorprender al mundo del cine con "Una Historia Verdadera" una película que en principio parecía estar muy alejada de ese estilo tan particular suyo, que ha marcado su carrera. Y sorprende porque nos trae una historia sencilla, llena de ternura y profundamente conmovedora, lo que podríamos considerar una historia "normal"muy alejada de ese universo truculento tan característico de su cine.

Inspirada en una historia real, el guión nos presenta a Alvin Straight (Richard Farnsworth) un achacoso anciano que vive en Iowa con su hija discapacitada (Sissy Spacek), una mujer marcada por un trágico suceso del pasado. Alvin sufre de un enfisema, tiene problemas de visión y graves problemas en la cadera que casi le impiden permanecer de pie. Cuando Alvin recibe la noticia de que su hermano con el que permanece enemistado hace más de una decada, ha sufrido un infarto, decide visitarlo a pesar de su precario estado de salud. Para ello tendrá que recorrer unos 500 km hasta Wisconsin, con el único medio de transporte del que dispone, su vieja cortacésped. Un viaje que le reconciliará con las cosas importantes de la vida.

Lynch contó para esta insólita road-movie con un ajustado presupuesto, treinta días de rodaje en orden cronológico realizando un trabajo contrarreloj para evitar que la climatología no afectase a la película, rodada en unos escenarios naturales que son parte fundamental de la historia. El personaje de Alvin en solitario sobre su cortacésped recorriendo lentamente el medio oeste americano, con esos paisajes crepusculares al fondo fotografiados magníficamente, asemeja en muchos momentos la imagen del vaquero a caballo sobre el horizonte de los grandes western.

Impagable la interpretación de Richard Farnsworth, que con 80 años y diagnosticado de cáncer  de huesos terminal, rodó la película con fuertes dolores convirtiendo en una hazaña un trabajo de por sí extraordinario, logrando el papel de su vida.

Una película que puede considerarse una obra maestra con toda la entidad de un clásico, una de esas obras capaces de realzar toda una carrera, pero que paradójicamente es de las menos conocidas de la filmografía de Lynch.
En definitiva, una pequeña "historia verdadera" y una gran película.

Lynch volvió a contar con la colaboración de Angelo Badalamenti para la banda sonora, haciendo gala también de una música bien distinta a la que nos tiene acostumbrado en sus colaboraciones. Al igual que la película, la música es sencilla llena de melancolía y serenidad, reflejando la soledad del protagonista y la lentitud y paciencia con la que lleva ese viaje físico, moral y espiritual.

Badalamenti hace uso de una reducida instrumentación, creando magníficas melodías como en el "Rose´s Theme" con un punteo de guitarra bellísimo o "Laurens Walking" con la guitarra y el violín con cierto trasfondo country.

Una banda sonora espléndida, perfectamente a la altura de una película como esta. 


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