Para su distribución internacional la cinta se estreno en el resto del mundo con un título más corto, "Insólita Aventura de Verano" en español y "Swept Away" en inglés. Curiosidades aparte, la película es una comedia romántica poco convencional, una obra muy interesante que en algunos momentos alcanza la genialidad.
La historia nos presenta a Raffaella, una egocéntrica millonaria que junto a unos amigos, alquilan un yate para realizar un pequeño crucero por el Mediterráneo durante el verano. En la travesía Raffaella no hace más que presumir de su posición, humillando a todos los trabajadores del barco y en especial a Gennarino un rudo marinero siciliano, ferviente comunista, que a su vez desprecia a los turistas ricos a los que debe servir contra su voluntad, para sobrevivir. Pero el colmo de la situación se producirá cuando por una avería, los dos se encuentren solos en alta mar separados del yate. Poco después lograrán alcanzar una isla desierta, pero en esta ocasión los papeles se invertirán y empezará a surgir una extraña relación de amor-ódio entre ellos que les llevará a vivir una situación que cambiará sus vidas.
La película nos presenta, con la aguda mirada tan característica del cine de Lina Wertmüller, esos problemas tan universales como irresolubles: el hombre frente a la mujer, el comunismo frente al capitalismo, el pobre frente al rico, el norte frente al sur. Temas que se han presentado banalmente en innumerables ocasiones en el cine y que solo en casos como este y en manos de esta realizadora, logran momentos de gran fascinación.
Wertmüller contó con sus dos actores fetiches Giancarlo Giannini y Mariangela Melato, que están magníficos en sus papeles, y que fueron capaces de desarrollar el amplio abanico de registros que los personajes requerían en cada momento de la historia.
En resumen una obra única que consigue conjugar de manera creíble, comedia, drama, satira, parodia y sobre todo una ácida crítica a la sociedad actual.
Aunque la película no tuvo un gran éxito comercial, en los años 70 gozó de un relativo prestigio en los cines de arte y ensayo, donde triunfaban especialmente las películas italianas de cine de compromiso social y político.
En el año 2002 se realizó un desafortunado remake dirigido por Guy Ritchie y protagonizado por Madonna que resultó un tremendo fracaso y que no consiguió trasladar ni un ápice de la maestría de la obra original.
La banda sonora es obra del maestro Piero Piccioni, uno de los grandes nombres de la música cinematográfica italiana y que junto a Ennio Morricone es de los autores más prolíficos de la música de cine. La música cuenta con una variada mezcla de temas ligeros con un suave ritmo de bossa nova, temas dramáticos y sobre todo un bellísimo tema de amor que se desarrolla en varios cortes con el uso del organo, el piano y la guitarra. Recientemente se ha publicado un CD con una edición muy completa del soundtrack original, con más de 40 minutos adicionales que es una maravilla y que recomiendo a todo aficionado a la música cinematográfica en general.
Estos son dos fragmentos de esta gran banda sonora:
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