La vida de Ray Charles, uno de los más grandes músicos norteamericanos del siglo XX, reunía con creces todos los requisitos para ser llevada al cine. Un músico genial, con un origen humilde, ciego y con una vida turbulenta por su adicción a las drogas y sus relaciones amorosas (dos matrimonios y doce hijos de diez relaciones diferentes), es un jugoso argumento que el director Taylord Hackford aprovecha muy eficazmente para filmar "Ray", una buena película músico-biográfica sobre Ray Charles.
Taylord Hackford, un director con cierta experiencia en el cine musical ("Noches de Sol" y "The Idolmaker"), incluyendo dos magníficas películas documentales sobre otros grandes músicos como Chuck Berry y Michael Jackson, consigue contar de manera efectiva y bastante emocionante la vida de Ray Charles tanto desde el punto de vista musical como personal.
La película se centra en el periodo más explosivo de su carrera, desde que siendo niño sufre dos grandes traumas como fueron la muerte de su hermano y la perdida de la visión a los cinco años. A partir de ese momento y de manera muy autodidacta empieza a tocar el piano y a empaparse de la música de jazz y blues que hacían los músicos negros de su época. Su evolución se vera reforzada cuando se traslada desde Florida hasta la floreciente escena jazzistica en Seattle. Ahí empieza su arrolladora carrera musical con su descubrimiento por una de las grandes compañías discográficas, Atlantic Records, y la vorágine y éxito musical de los siguientes años. Pero por otra parte cobra fuerza su agitada vida personal a partir de sus problemas con la heroina y la relación con Della una buena esposa que le quiere, pero también con un buen número de mujeres que pasaran por su vida.
La historia de Ray, un niño ciego y pobre criado en una época en la que el racismo y la segregación eran el día a día de los afroamericanos, que es capaz de romper la barreras sociales y cambiar los esquemas de la música, es la típica historia del sueño americano en uno de esos tantos casos que ha dado la historia de ese país.
Fenomenal la interpretación de un Jamie Foxx en estado de gracia que se mete de manera magistral en la piel de este genio de la música y que se vio recompensada con el Oscar al mejor actor.
En el apartado musical la película hace un repaso a los grandes temas que Ray Charles grabó durante esa época y que forman parte de las mejores canciones de la historia de la música americana. Y es que Ray supo aunar los grandes géneros de la música de su época, desde el jazz, el blues, el soul, el gospel, el rhythm & blues, el country y el rock & roll, con una visión propia y que se ha convertido en una referencia fundamental para una gran cantidad de músicos hasta nuestros días.
La banda sonora es obra de Craig Armstrong por la que obtuvo el Grammy a la mejor banda sonora de 2005. El afamado músico escocés crea un score que aunque en principio pudiera parecer inadecuado, casa a la perfección con el film y es un ejemplo genial de "música creada para un músico". Tomando como no, el piano como protagonista principal en un claro homenaje al instrumento que fue la vida de Ray Charles, nos encontramos con una partitura muy melódica con toques muy chillout, que subraya sobre todo esos momentos dramáticos y sentimentales de la historia de un personaje tan complejo como este.
El corte "Della's Theme" es el mejor ejemplo de la música de esta banda sonora donde se evocan los sentimientos más profundos de este personaje y donde más se puede apreciar el estilo musical del compositor.
Y como ejemplo de las canciones de Ray Charles y muestra de la magnífica interpretación de Jamie Foxx, algunos clips de la película con algunas canciones míticas del "genio".
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