En estos últimos días con este intenso calor me ha venido a la memoria una película en la que el insoportable calor era uno de los principales protagonistas, "Fuego en el cuerpo" (Body Heat), película del año 1981 que suponía el debut como director de Lawrence Kasdan.
Kasdan un reputado guionista (habitual colaborador del binomio Lucas/Spielberg), construye como en los grandes clásicos del cine negro una brillante historia donde sexo y crimen van de la mano conduciendo al ingenuo protagonista hasta el infortunio. La historia es simple, un joven abogado (William Hurt) conoce "por casualidad" a una bella mujer (Kathleen Turner), esposa de un hombre de negocios entrado en años. Ella logra convencerlo para quitar al marido de en medio, pero las cosas no saldrán como se han planeado.
Todo transpira calor en esta película, el calor sofocante de esa localidad de la costa de Florida donde transcurre la historia (William Hurt aparece sudando en casi todas las escenas de la película), el calor que se desprende de las tórridas escenas subidas de tono entre los protagonistas (inolvidable la escena de los dos amantes en la bañera añadiendo cubitos de hielo), el calor que desprende una espléndida trama de cine negro y por supuesto el calor que transmite la fantástica música de John Barry. La típica pero efectiva historia del tipo llevado a la perdición por la femme fatale, al más puro estilo del Hollywood en blanco y negro de los 40.
Kasdan un reputado guionista (habitual colaborador del binomio Lucas/Spielberg), construye como en los grandes clásicos del cine negro una brillante historia donde sexo y crimen van de la mano conduciendo al ingenuo protagonista hasta el infortunio. La historia es simple, un joven abogado (William Hurt) conoce "por casualidad" a una bella mujer (Kathleen Turner), esposa de un hombre de negocios entrado en años. Ella logra convencerlo para quitar al marido de en medio, pero las cosas no saldrán como se han planeado.
Todo transpira calor en esta película, el calor sofocante de esa localidad de la costa de Florida donde transcurre la historia (William Hurt aparece sudando en casi todas las escenas de la película), el calor que se desprende de las tórridas escenas subidas de tono entre los protagonistas (inolvidable la escena de los dos amantes en la bañera añadiendo cubitos de hielo), el calor que desprende una espléndida trama de cine negro y por supuesto el calor que transmite la fantástica música de John Barry. La típica pero efectiva historia del tipo llevado a la perdición por la femme fatale, al más puro estilo del Hollywood en blanco y negro de los 40.
Un magnífico guión perfectamente construido, que consigue sorprender conforme va avanzando y unas estupendas interpretaciones a cargo de todo el reparto, que convertirían a sus dos principales protagonistas en grandes estrellas y en particular a Kathleen Turner como uno de los mitos sexuales de los ochenta.
Una película imprescindible.

Imprescindible para coleccionistas y amantes de las bandas sonoras, la edición en un doble CD que acaba de aparecer con más de 80 minutos de música, mucha de ella inédita, para disfrutar de principio a fin.