
Miles (Paul Giamatti) es un profesor de literatura y fracasado escritor, divorciado y gran amante de los vinos que propone a su viejo amigo Jack (Thomas Haden) un mediocre actor a punto de casarse, hacer un viaje por el valle de California para visitar viñedos y probar buenos vinos. Ambos parecen no tener nada en común y mientras Miles pretende encontrar y probar el vino perfecto y enderezar su vida, Jack se plantea el viaje como una despedida para saborear sus últimos días de soltería. En su camino conocerán a dos mujeres con impredecibles consecuencias personales y sentimentales, Stephanie (Sandra Oh) que hará que Jack se replantee su boda y Maya (Virginia Madsen) que hará que Miles se replantee su vida por completo.
La película está admirablemente escrita, dirigida e interpretada, sobre todo en el papel protagonista, donde Paul Giamatti borda el que quizás sea sel mejor papel de su carrera. Y aunque es una historia de perdedores metidos en unas situaciones algo patéticas, consigue transmitir muy buenas sensaciones, y es capaz de hacerte pensar, reflexionar, reir y sobre todo pasar un buen rato. Casi nada.
Una película profunda, con muchos matices pero equilibrada y que deja un buen sabor de boca, "como un buen vino".
Una película profunda, con muchos matices pero equilibrada y que deja un buen sabor de boca, "como un buen vino".
La banda sonora compuesta por Rolfe Kent de corte jazzistico, se basa fundamentalmente en temas ligeros y descriptivos con el saxofon como protagonista como en el corte "Miles´Theme" y con temas más intimista y melancólicos al piano como "Abandoning the Wedding", que son los que pongo a continuación. Este último es una deliciosa melodía que acompaña a una de las mejores secuencias de la película, cuando en la boda de Jack, Miles se encuentra con su ex-esposa, con su nueva pareja y embarazada, tras lo cual después del choque emocional se va a casa, coge su mejor botella de vino (aquella que tenía guardada para una ocasión especial) y se marcha a un local de comida rápida para bebérsela sin el menor ritual mientas se come una hamburguesa. Una secuencia en la que no se puede decir más con menos.